Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el 80% de los casos de ceguera son evitables.
El control de la vista debe hacerse desde el nacimiento. En niños prematuros es importante examinar el fondo de ojo en las primeras semanas de vida para detectar una posible retinopatía del prematuro. Además, ver si muestra lagrimeo o conjuntivitis, estrabismo, fotofobia, córneas grandes, reflejo blanquecino de la pupila o movimiento rápido de los ojos (nistagmus congénito).
> Infancia
A partir de los 4-5 años, conviene hacer un control anual. Hasta los 7 u 8 años de edad, el sistema visual está desarrollándose, de modo que si se detecta algún defecto, se puede corregir. Hay que evaluar la agudeza visual. Es buen momento para detectar estrabismos y evitar la aparición del ojo vago También se pieden averiguar dificultades en la visión binocular (uso de los dos ojos) o alteraciones en el enfoque, en esos casos la terapia visual es clave.
> Adolescencia
Los cambios hormonales en adolescentes pueden acompañarse con una graduación que antes no tenían, o con una variación en la que ya existía. Por esa razón es tan importante mantener revisiones regulares. Eso sí, a partir de los 20-25 años la graduación tiende ya a estabilizarse.
> Madurez
En adultos deben realizarse revisiones cada 2 años, Entre los 40 y 45 años, aparecen síntomas de presbicia o vista cansada que es la dificultad para la visión cercana y que aumenta de forma progresiva hasta los 60 o 65 años. También es muy importante medir la presión intraocular, observar el nervio óptico y evaluar el campo visual. Una revisión a esta edad puede prevenir la pérdida irreversible de la visión.
> A partir de los 60 años
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) acecha a partir de los 60 años. Afecta a la parte más sensible de la retina, la mácula, donde tenemos la visión central, que permite ver el detalle fino.
También pueden aparecer lagrimeo y sensación de cuerpo extraño, cataratas, moscas flotantes por opacidades en el gel vítreo, desprendimiento de retina, glaucoma, obstrucciones venosas y de las arterias del fondo del ojo y neuropatías ópticas isquémicas.